LA COEXISTENCIA CON EL REGIMEN
TOTALITARIO COMUNISTA EN CUBA ES INCOMPATIBLE, INMORAL, ILEGAL Y DEGRADANTE
Dr. Claudio F. Benedí
La coexistencia
con el regimen totalitario marxista-leninista comunista en Cuba es contraria
ética, moral, política , filosófica e ideológicamente a los principios y normas
que regulan las relaciones entre los pueblos libres de América y del mundo.
Veamos
el comportamientos de estos principios en cuanto al exilio, a Estados Unidos y
a la América.
En
cuanto al exilio, me refiero al exilio, no a los que califican o pudieran
calificarse como inmigrantes o con mentalidad de inmigrantes, sino al exilio
que vino aquí porque en Cuba se suprimió la libertad, porque se estableció un
régimen marxista-leninista, porque la Unión Soviética estableció una base
militar, subversiva, ideológica y terrorista, en su colonia del Caribe, a
noventa millas de Estados Unidos, un exilio que vino porque en Cuba se había
producido una transculturación regresiva, se estaba
destruyendo el Alma Nacional Cubana.
El ser cubano vino porque se había producido una violación de los
derechos humanos en su doble dimensión:
violación institucional y violación humana, porque a los presos y presas
se les da un tratamiento cruel, inhumano y degradante, porque el estado (léase
el Partido Comunista y, por sobre éste, el tirano), tiene todos los derechos y
el pueblo no tiene ninguno, la persona humana queda inerme frente al Estado
totalitario, vino porque se ha suprimido la libertad de iniciativa, libertad de
empresa, la propiedad privada, la libertad religiosa, la libertad de
pensamiento, la libertad de educación, vino porque a los obreros se les han
suprimido todos sus derechos y conquistas y, finalmente, vino porque Cuba es
una gran cárcel, y él o ella vinieron para tratar de liberar a su patria, como
vinieron los patriotas cubanos del siglo pasado, y vinieron porque han seguido
fieles a su tradición, a su cultura, a su historia, a su idiosincrasia, y vino
para imponerse, como imperativo, llevar a Cuba en su corazón y luchar hasta el
último aliento de su vida, por ayudar a devolverle la libertad. Para ese exiliado o exiliada no hay espacio
para la coexistencia con el tirano y su régimen comunista.
Estados
Unidos, además de la Doctrina Monroe, maltrecha y vulnerada por la Unión
Soviética, que penetró en América cuando políticos ineptos lo permitieron, unos
por incapacidad y otros por complicidad, tiene una Ley 87.333, vigente desde
1962, que le obliga a adoptar una posición clara, de acatamiento y obediencia. Nos estamos refiriendo a lo que se conoce
hoy como Resolución Cuba-Symms, que también fue aprobada en 1982, y finalmente,
en 1984, con la aprobación de 77 senadores, de ambos partidos Republicano y
Demócrata, por cuya Resolución Conjunta, que es legislación vigente, Estados
Unidos se compromete a luchar con la Organización de los Estados Americanos y
con los cubanos amantes de la libertad para devolver a Cuba su
autodeterminación, es decir, su libertad y su democracia, aunque tuvieran
necesidad de hacer uso de la fuerza armada.
Además,
Estados Unidos tiene establecido un embargo desde 1961, precisamente por el
Presidente Kennedy, cuyo embargo ha sido complementado por la Ley Torricelli,
extendiendo el mismo a las subsidiarias norteamericanos y estableciendo ciertas
condiciones en la llamada Acta para la democracia en Cuba, que debe cumplirse
fielmente.
Asimismo,
Estados Unidos ha suscrito los tratados, convenios y resoluciones vigentes en
el Sistema Interamericano y en la OEA, que se obliga a actuar para impedir,
primero el establecimiento y después la permanencia del comunismo en América.
El
Sistema Interamericano y la OEA tienen vigente la más importante Resolución,
adoptada de acuerdo con el Tratado de Río, mediante la cual se declara a la
doctrina marxista-leninista-comunista incompatible con el Sistema
Interamericano y la OEA, por eso fue expulsado el régimen comunista de Castro.
También
tienen la Declaración de Santiago de Chile, sobre la determinación de tutelar y
garantizar la democracia en América. Además
la modificación reciente de la Carta de la OEA para separar de la misma a
cualquier gobierno que interrumpa el proceso democrático. El sistema comunista es amoral y carece de
ética, para ellos, el fin justifica los medios. Es ateo y materialista, es “intrínsicamente perverso” y
degradante.
Por
todo esto y mucho mas, participar en un proceso de coexistencia es inmoral,
ilegal y, de acuerdo con nuestra civilización judeo-cristiana, es totalmente
inaceptable.